El primer disco de Nature,
Lógica Borrosa, se publicó en 1994. Se vislumbran en él algunos de los singulares trazos que han hecho de ellos uno de los grupos españoles más
influyentes de la última década del siglo XX. Primero: una voz solista muy
personal, de una cálida desnudez, que se expone sin pudor y no esconde ni sus
limitaciones ni sus imperfecciones. Segundo: sobrias y elegantes composiciones,
con alma orquestal, que no por ello pierden un gramo de frescura. Una frescura
que a menudo raya una infantil candidez que algunos críticos han calificado de
excesivamente almibarada, pero que yo considero muy digna y mesurada. Y
tercero: un sonido compacto, nítido y cálido. En Lógica borrosa
predomina la templada y afable guitarra eléctrica de Fran, (A las doce y media,
Nordeste, Próxima estación), aunque en alguna canción, como en la
impecable Y ahora qué, se adivina aquello que definirá los siguientes
trabajos de la banda donostiarra: mayor presencia de la guitarra acústica y,
sobre todo, los arreglos de cuerda y viento que, a partir de entonces, ya
usarán en todos sus discos.
Es precisamente en el
segundo LP, Tiempo Añadido, donde las canciones, de genuina
estructura pop, mejor integran y acogen a los instrumentos de viento. Es el
disco más intimista de todos, la guitarra pierde el protagonismo que tenía en
el anterior LP, y los arreglos, de corte orquestal, enriquecen a las canciones
con un tapiz delicado y sobrio. Me cuesta destacar una canción por encima del
resto. Tal vez la única objeción del disco está precisamente en que, si bien
todas alcanzarían buena nota y no hay canciones de relleno, tampoco encontramos
ese par o tres de cortes que se llevan el sobresaliente. Me quedo con el aire a
bossa-nova de Con los ojos cerrados y con el barniz retro y eurovisivo
de Mundial 78.
Dicen que un tercer disco,
igual que un tercer libro o una tercera película, suele ser la prueba de fuego
para cualquier autor. Se trata del trabajo que confirma o desmiente las
expectativas que los artistas han generado con sus dos primeras obras. Yo
compré Fotogramas el primer día que se puso a la venta, sin haber
escuchado previamente ninguno de sus temas. Considero que este LP colmó la
expectación generada con los anteriores discos. Se trata de un gran trabajo
desde el principio hasta el final, y se nota que los tres años transcurridos
entre la publicación del segundo y el tercer LP sirvieron para escoger y pulir
al máximo las canciones. Siempre me extrañó que Dos veces bueno, para
muchos un verdadero himno generacional de los 90, no fuese el primer single de Fotogramas.
Aparte de Dos veces bueno, siempre recomiendo A trancas y barrancas,
una canción que me apasiona porque combina con insólito acierto ecos de la
canción francesa de los años sesenta con el vigor guitarrero de grupos
británicos como Wedding Present o Ride.
De forma casi simultánea a
la publicación de su tercer larga duración, lanzaron un EP de cuatro canciones
titulado Caracolas. En este trabajo juguetean sin complejos con la
música de baile, exhibiendo una golosa combinación de pop, funky y música
dance. La primera canción de este disco, El sendero, cifra la
quintaesencia de la banda: frescura, elegancia, sencillez y contención. Lo
mismo se puede decir de El árbol de los juguetes, un conmovedor tema que
grabaron con la colaboración de la Orquesta Sinfónica del Vallés. Esta canción,
por cierto, fue el tema escogido por unos grandes almacenes para ilustrar una
de sus campañas publicitarias. Esta circunstancia propició que durante algún
tiempo las canciones de la banda donostiarra trascendieran los circuitos
independientes y alternativos y llegasen a los oídos de un publico mayoritario.
Posteriormente, en un periodo de apenas un año
y medio, editaron dos discos más: Premio de consolación y Ciencias
Naturales. Las canciones que conforman estos dos discos se nutren, por un
lado, de descartes de anteriores grabaciones y, por otro, de sesiones de
estudio realizadas durante los descansos de una larga gira de conciertos que
los llevó por escenarios de España y de Latinoamérica. Ambos discos son, en
conjunto, bastante flojos y no aportan novedades significativas en relación a
los anteriores trabajos. Las ventas fueron, por descontado, mucho menores que
las de sus dos anteriores discos.
El grupo decidió
disolverse en febrero del año 2002.
En invierno de 2006,
mientras trabajaba en la confección del cartel artístico de la décima edición
del Festival de Música Independiente de Mijas, traté de reunir sobre el
escenario a la banda donostiarra. Al no tener una agencia de representación a
la que dirigirme, me puse en contacto con el sello discográfico que edita sus
discos. Un mes más tarde recibí una carta en nombre de todos los integrantes de
Nature. En ella agradecían a la organización del festival el interés por
incluirles en la programación de ese año, pero rechazaban la invitación.
Más por íntimo interés que
por mi connatural curiosidad de crítico musical, quise saber en qué andarían
metidos los miembros de la banda. La información me la facilitó el sello
discográfico que edita sus discos.
Edurne Aramburu,
vocalista, vive y trabaja en Madrid. Tiene un cargo ejecutivo en una importante
discográfica de la capital. Está casada y tiene dos hijas, de uno y tres años.
Fran Sotorrío, guitarrista, vive en Oslo. Trabaja para una multinacional del sector químico. Javier Sánchez,
teclados, es periodista y vive y trabaja en San Sebastián. Rodrigo Ordorika,
batería, es representante artístico. Vive en Estados Unidos. Raúl Fresán,
bajista, es veterinario. Trabaja en Pontevedra. Se acaba de casar por segunda
vez. No tiene hijos.
Creo que aun conservo el CD de ¨Mundial 78¨. Por añadir algo, a mi de ¨Fotogramas¨, aparte de ¨Dos veces bueno¨, me encanta ¨Conversión inversa¨, paradigma de como se debe mezclar pop luminoso y distorsión guitarrera, sin perder la esencia y las raices de Nature. Los vi en Huesca, en las fiestas de San Lorenzo del 98. Buen directo (suenan algo mas duros en live) y Edurne espectacular en aquella ëpoca!!.
ResponderEliminarNature forever!!!
En esa época es cuando más en forma estaban. A Edurne le hice una entrevista en Logroño, para la revista "Válvulas". Buenos tiempos aquellos...
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