A los prófugos, a
los desertores, a los alienígenos, a los nómadas, a los proscritos, a los
piratas, a los peregrinos, a los cíngaros y a los parias nos gusta esta
estación de servicio (como me gustó la estación de servicio en la que me detuve
hace un rato y como me gustaron todas la demás) por su enorme cartel de
bienvenida; porque la presencia de cualquier hombre es aquí rigurosamente
lícita y rigurosamente efímera; porque no ignoro el cometido que justifica la
presencia de los aquí presentes y los aquí presentes no ignoran el cometido de
la mía, y porque, por tanto, ni se sospecha ni se conjetura; porque la
matrícula de mi coche es aquí tan
anécdota como anécdota son las matrículas de los coches de todos los demás, y porque es bien cierto y está bien
claro que, al menos aquí, los nacionales y los
extranjeros somos todos extranjeros.
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